EL JAGUAR

El jaguar vive en todo el continente desde EE.UU. hasta la Argentina. Suele cazar al amanecer y al anochecer y come tapires, ciervos, monos, perezosos y pequeños roedores.
El hecho de ser el único pariente próximo de leones, tigres y leopardos, que vive en todo el continente, es sin duda, una ventaja importante para el jaguar.

Gracias a su fuerza y potencia, así como la falta de competidores ha podido conquistar territorios.
Es mayor que el leopardo, y su longitud puede variar entre 120 y 180 cm y la de la cola entre los 60 y 140 cm.
La cabeza es maciza y redonda, el hocico corto, las orejas pequeñas y redondas, el cuello es robusto, pero corto y poco marcado, y el cuerpo musculoso.
El color de base del pelaje es rojizo, amarillento o canela. Una de las características del pelaje es que está constituído por manchas oscuras, debido a eso se puede confundir con otros felinos. En cambio las hembras tienen un pelaje mas claro y con menos manchas.
Existen también los jaguares albinos (menos comunes), y se encuentran en el macizo de Guyana.
El jaguar es un animal territorial, se mueve por lo general entre los 5 y 25 Km en las zonas más ricas, hasta superficies muy superiores en las áreas desérticas.
Después 100 o 110 días de gestación, nacen de dos a cuatro crías, que permanecen con la madre hasta que cumplen los dos años de edad.
Vive tanto en las selvas tropicales húmedas, en los bosques, como en las sabanas y en las praderas abiertas en las que la altura de la hierva, le permite esconderse. Aunque prefiere las zonas en las que abunda el agua, se le puede encontrar en las zonas semi desérticas y rocosas. No se lo ve más allá de los 1000 metros de altitud.
Trepa sin inconvenientes a los árboles, y nada con la misma facilidad, lo cual le permite vivir en zonas que tienen con frecuencia inundaciones.
En el continente hay diversos tipos de jaguares: el jaguar de Arizona, el de Yucatán, el de Panamá, el del Amazonas, el de Paraná.

 

Desde hace siglos se han contado historias sobre jaguares o tigres americanos que han seguido el rastro del hombre en la selva. Imagina que oyes crujir las ramas, te das la vuelta y... ¡ves que te miran fijamente unos ojos fieros y amarillos!. Pero la verdad es que el jaguar no ataca al hombre; lo asusta y luego desaparece. Los expertos creen que, cuando actúan de esa manera, lo único que pretenden los felinos grandes es expulsar de su territorio a los humanos instrusos.

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